agua-purificada-deliusPiel más sana, limpia y sin arrugas

El agua representa el 70% del peso de las células, por lo tanto tomando agua purificada se fortalecen las células de la piel, logrando “humectarla”, limpiarla y mantener su elasticidad (retrasando la formación de arrugas… que ésto a las mujeres les importa).

Bajar de peso

El agua purificada es recomendada como uno de los factores principales de la mayoría de las dietas por lo siguiente:

– Principalmente elimina el apetito.

Con la suficiente cantidad de agua purificada, los riñones se encargan de que la grasa que comemos, en vez de ser guardada en el cuerpo, sea usada como energía (osea, con el tiempo, eliminada). Sin lo necesario, esa tarea la termina haciendo el higado, por lo tanto el hígado termina haciendo a medias una tarea, y descuidando otras para las que en realidad fue hecho.

El cuerpo cuando nota que falta agua purificada, lo que hace es guardar lo mejor que puede esa agua que le queda. La guarda afuera de las células y eso produce una “hinchazón” en el cuerpo. Lo mejor para ésto es darle agua purificada como para que sepa que tiene, y que no guarde innecesariamente. Osea, para evitar guardar agua, hay que tomar más agua purificada.

Mejor rendimiento Físico

Es recomendado tomar agua purificada antes y después de alguna actividad o ejercicio físico para evitar, por ejemplo, calambres. El agua purificada lubrica mejor las articulaciones y mejora la resistencia de músculos y ligamentos.

Por otro lado, ayuda a mantener los músculos tonificados y ayuda a evitar la flacidez de la piel de la persona que acaba de bajar peso.

El agua purificada funciona de “anti-acné”

Elimina toxinas, desechos del cuerpo y grasas, y mejora las defensas del cuerpo, por lo tanto ayuda a mejorar la salud y belleza del cuerpo en general, evitando enfermedades e infecciones.

Te mantiene despierto y lúcido

En el día a día, tu cuerpo pierde agua a través de la transpiración, la orina, la simple respiración, o hasta las lágrimas. Eso produce una deshidratación por lo menos mínima (pero deshidratación al fin), que puede llevar a problemas de atención, desgano (por falta de energía), cansancio, dolores de cabeza y hasta mal humor. La solución: Obviamente, recuperar eso que perdimos.

2) Las cantidades de agua purificada (el “cuánto?”)

Generalmente, como “norma universal” en todos los artículos sobre el tema se recomiendan 2 litros diarios, lo que vienen a ser unos 8 vasos de agua purificada por día, distribuídos en las 24 hs.

Pero también hay un regla para saber cuanto agua purificada necesitas tomar, que es la siguiente:

TU PESO EN KG / 30 = La cantidad de litros de agua purificada a tomar.

Según el artículo, para una persona de unos 60 kilos el ideal serían 2 litros de agua… para una de 90 kg, 3 litros, y así…

3) Algunos consejos útiles (el “cómo?”).

Lo primero sería saber por medio de la “formula” de arriba, cuánto tendríamos que tomar y tener una idea (más o menos) de cuánto estamos tomando.

No esperar a tener sed para tomar agua purificada. Tener sed es llegar a que el cuerpo sienta la deshidratación y nos exija hacer algo con eso. Si estás tomando menos de lo que tendrías que tomar, es muy probable que al principio sobre todo, no sientas sed cuando quieras llegar a lo “recomendable”. .

Ten siempre una botella o un vaso de agua purificada “a mano”, o “a la vista”.

Si lo que buscas es bajar de peso (o si de paso quieres aprovechar), está estudiado que sirve un poco más, el agua fría que la caliente, ya que hace trabajar más al cuerpo a la hora de llevarla “a la temperatura del cuerpo”.

Es recomendable que tomes agua purificada y no bebidas o jugos, pero en caso de que igual prefieras otra cosa, hay que tratar de evitar que eso que tomes tenga mucha azucar o que tenga cafeína. La cafeína es un diurético, y hace que eliminemos agua.

Ayuda tomar un vaso de agua apenas despiertas, para “despertar el cuerpo y la mente”.

Tomar agua purificada unos 20 minutos antes de comer, cierra un poco el estómago. Incluso algunos nutricionistas recomiendan para una mejor digestión, no tomar nada desde unos 20 minutos antes de comer, y hasta una hora después de terminar.